viernes, 12 de mayo de 2017

Mansa, dura y encastada corrida de La Quinta en Madrid

Mansa, dura y encastada fue la corrida de La Quinta que abrió la feria de San Isidro. Bien presentada y en tipo a excepción del sexto. 
La corrida de La Quinta tuvo emoción y muchas dificultades. Dura de patas y mansa en el caballo. La mejor pelea de la tarde la realizó el primero en su segundo encuentro con el jaco.
En primer lugar salió un bonito cárdeno oscuro que manseó en todos los tercios y peleó en la segunda vara. En la muleta, tuvo 15 muletazos por el pitón izquierdo antes de que terminase aburrido. Aguilar no lo vio claro en ningún momento. 
El segundo, una pintura. Precioso el cárdeno claro de los Conradi que fue ovacionado de salida. Metió muy bien la cara en el primer encuentro con el capote pero salió suelto. Mal lidiado y orientado llegó a la muleta de David Galván. Duro, exigente y listo. Santa Coloma. De lo que no perdona. Y no perdonó. Muy digno estuvo Galván hasta que el bonito cárdeno lo prendió feamente y lo dejó inconsciente y con una fractura en el codo. No pudo continuar la lidia. Aguilar pasó un calvario para acabar con él.
En tercer lugar salió el bombón del festejo. Precioso, bajo, bien hecho y con 480 kg. Trapío no son kilos. Se abrió bien en el capote, no peleó en el caballo y llegó con movilidad y muchísima clase por el pitón izquierdo a la muleta. El viento, condicionó una faena basada en el pitón izquierdo y que no permitió a Javier Jiménez mover las telas como deseaba. Buen toro en la muleta. Intermitente Jiménez.
El cuarto, con más peso, fue un toro que manseó en varas y por el que nadie apostaba un duro en la muleta. Aguilar se puso y tiró la moneda. Se dejó por el pitón izquierdo y Alberto le recetó algún que otro buen muletazo. 
En quinto lugar salió el toro de la tarde. Guapo, fuerte y algo más alto que sus hermanos. Manseó de manera descarada en varas y puso en apuros a la cuadrilla de Javier en todo momento. Llegó a la muleta muy orientado por el pitón derecho. En cambio, tenía un cortijo en el pitón izquierdo. Javier Jiménez estuvo a medias con el buen cárdeno y dejó los mejores muletazos de la tarde sin llegar a redondear la faena. Encastado, exigente y con un gran pitón izquierdo. Ovacionado en el arrastre.
El sexto, muy fuera de tipo fue un toro soso. No dijo nada en ningún tercio. En la muleta, pasaba, sin más. Javier Jiménez intentó justificar lo que antes no había justificado ante un lote de puerta grande. Pasó un calvario con la espada.

Hubo de todo, diversidad, que hoy en día es algo que se hecha en falta. Mansos, encastados y muy duros. Con muchas complicaciones todos ellos. Hubo emoción. Nadie se aburrió. Que la peor sea como esta.




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