miércoles, 12 de octubre de 2016

Los Maños, por debajo de lo esperado en Zaragoza

En primer lugar, dejar claro que al que se le quiere y a los ganaderos con reductos de casta, es a los que más debemos exigirles ya que sin ellos, el barco se hunde. También es sabido que somos de Los Maños pero las cosas como son. Ni fue tan mala ni tan buena. Pero eso, muchas veces es lo peor. Que me digan quien no se acuerda de la corrida de Saltillo de San Isidro. Mala, sí. Pero a nadie se le olvida. De acuerdo con las palabras de algunos aficionados al término de la novillada, que todas las malas sean como esta.  Por ahí se lee de todo.  El problema de este año, es que ha habido una novillada de sobresaliente en Bayona y otra en Cella y esta de Zaragoza ha sabido a poco. Si el porcentaje de novillos encastados hubiese estado más repartido, todo el mundo hablaría de temporadón. Por último, o el público de Zaragoza está irreconocible o no tenemos ni idea de toros.

Novillada algo desigual, pero bien presentada. De la terna destacar la torería, así como el ventajismo de Pablo Aguado, la disposición y verdad del zaragozano Jorge Isiegas y de Adrien Salenc, por el momento no vamos a decir nada...

Aguado está para tomar la alternativa. Va sobrado de capa y tiene que pulir algo la muleta, pero tiene formas de torero artista. Su primero, de nombre Fandanguero, número 27, hermano de un novillo encastado y con poder lidiado en Andorra en 2015 no compartió esa fiereza. Este toro, teniendo una cara parecida, tenía una expresión de noblote. Y no engañaba la expresión del animal. Falto de fuerzas. Fue noble y tuvo mucha calidad en su embestida pero sin terminar de humillar. Pablo dio un recital con el capote. Dos puyazos, el primero medido y el segundo un simulacro.  Isiegas se echó el capote a la espalda y terminó el quite con una revolera. Replicló Aguado y el novillo fue al suelo. Brindó al público. Faena sin trasmisión. Estocada trasera, puntillero no acierta y se levanta el utrero. Descabello y aviso. Ovación incomprensible para el novillo, al igual que para Aguado. 
En su segundo, Secretario de nombre, y por casualidad, herrado con el mismo número que el hermano que ganó la Corrida Concurso de San Jorge en 2015 fue a nuestro parecer el peor del encierro. Fue de lejos al encuentro con el jaco y metiendo la cara, pero salió suelto. "Azuquita", tras un buen par, resbaló y el utrero, hizo por él. El de plata pasó a la enfermería. El animal fue manso, bramando, soso y quería tablas. Faena sin trasmisión. Por debajo Aguado. Estocada tendida y trasera.




Por su parte, el zaragozano afincado en Madrid, que traía en el esportón tan solo dos tardes, lo dio todo. Su primero, Quejoso de nombre, escuchó palmas de salida. En el peto empujó sólo con el izquierdo, pitón por el cual se orienta. Bien estuvo con los palos Lucas Benitez. El trasteo con la franela, basada en la verdad. El joven novillero buscando siempre el pitón contrario. Estocada muy caída la cual perdonamos debido a su escaso rodaje. Aplaudimos al presidente al mantenerse firme y no conceder la oreja. 
Pensábamos que el chaval iba a ser todo ganas y disposición pero que con un toro noble no sabría que hacer. Muy engañados estábamos. Nos demostró lo contrario con su segundo, con un nombre emblemático en esta casa, Piedrabonito. Lucía en los costillares el número 36. Preciosso y astillado de pitones tras rematar en los burladeros. En el caballo muy bronco, pero le dieron. Aunque a toro pasado, un par vistoso dejó Casanova. Brindó el novillo al matador Alberto Aguilar. Un novillo que a priori no duraría, lo consiguió entender, aguantar, y torear con mucha verdad. Toreó mucho más reposado ante este quinto. El novillo se dejó por los dos pitones. El chaval le dio unos naturales y unos molinetes, y plaza se rindió a sus pies. Media estocada y oreja algo excesiva. De todos modos, a este chaval hay que tenerlo en cuenta. Ovación para el utrero maño.




El francés Adrien Salenc estuvo mal no, lo siguiente. Sabemos de buena mano que el de la pluma no debe cebarse con los chavales, pero cuando se está tan mal, no se puede evitar. Mucho ha de mejorar el galo o replantearse esto seriamente. Igual que en los otros dos compañeros existen asperezas por pulir, este "zagal" como diríamos aquí, está muy verde. Estuvo despegado, no llevó toreados a los uteros, vació los muletazos hacia fuera y no llevó tapado al sexto que, aún siendo mansito, tenía su faena. Su primero, de nombre Tostadino, número 58, de hechuras más bastas, recordando más a la rama Pablo Mayoral, se quedó sin ver. En el primer puyazo solo empujó con un pitón, pero en su segundo protagonizó la mejor pelea de la tarde. Faltó una tercera entrada para ver si iba a más. El varilarguero, al igual que sus compañeros, exceptuando al sexto, muy mal. Buen par de Manolo de los Reyes. El novillo tenía teclas que tocar y Salenc parecía un obrero con sus dedos rechonchos y agrietados por su trabajo ante la finura de las teclas de marfil de un piano de cola. El utrero le pedía distancia, sacarlo a los medios y llevarlo tapado. Eso si, debemos reconocer que la estocada cayó en su sitio. Lo mejor que hizo en toda la tarde. División de opiniones para un toro encastado e interesante.
 El de la jota, era un tío. Cornipaso, asaltillado, cárdeno claro. Beduino de nombre y herrado con el número 15, fue picado una sola vez. Se arrancó una segunda sin estar colocado, en la que el subalterno estaría pensando en marcharse para casita y no lo cortó. Aplausos para el picador que no echó la vara. El presidente cambió el tercio con un puyazo en una plaza de primera. Escuchó una buena bronca. Fue un animal con clase en la embestida, pero acabó rajadito. Tuvo 60 muletazos para llevarse las orejas. Salenc tardó en verlo 50 y toreó despegado. Lo peor de todo es que salía del muletazo gustándose. Igual lo que le falta a Salenc es que alguien le diga la verdad. Descabello tras unos cuantos pinchazos. División de opiniones.




Desde nuestro punto de vista a la novillada le faltó poder, ya que la mayoría de utreros tuvieron buena condición. Por tanto, tarde por debajo de lo que nos tiene acostumbrada la familia Marcuello. Igual el problema es que estamos mal acostumbrados porque es difícil encontrar ganaderías con esta regularidad. Como decíamos al principio, que la peor sea como esta. Suerte para la siguiente temporada ganaderos. Y ojalá nos veamos en Las Ventas. Sería un sueño, para todos. 



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